LA LENGUA EXPLICA LA COCINA
Hay una gran tradición, en cierto país, de destrucicón de lengua, de glotofobia; por eso se persiguen, se prohiben, se impone una llamada “lengua común” (o imperial), sus intelectuales, académicos y medios firman manifiestatos, etcc: algunas naciones tienen en su seno una síndrome serbia (o francesa).
Está arcchiirepetido que una lengua es una visión del mundo, al que da nombre; su desaparación es un daño irreparable, mucho meros que el de una franja de la selva amazónica. Son un patirmonio cultural y humano, que nos enriquece a totos- incluso a los pobre monolingües-.También da nombre a la cocina.
Así la brandada provenzal: nombre que en francés no quiere decir nada. Pero sí en occitano y catalán (lengua paralelas): “brandar” es mover un badajo; o sea, mover la mano de mortero, ambos un símil sexual, que es lo que pasa cuando se elabora este plato- que siempre han hecho los hombres.- Un plato de “exococina”, como diría el antropólogo Le´vi-Strauss.Por eso otros nombres populares del mismo son “Bacallà a la grandi colloni” (Cataluña), “Baccalà a la grand coiun” (Liguria), “Sacsacollons” (“menea cojones”, en el Pais Valenciano). Nombre que no se pueden entendre- ni entender la génesi del plato- si persistimos en la cuestión de imponer una sola lengua imperial, que impide la conservació de otras. Por cierto, un plato de la misma familia, en la Mancha, se llama “Atascaburras”.
lunes, 14 de julio de 2008
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