Marruecos (al-Magreb, que, en árabe significa Occidente)
es un país privilegiado por su situación, entre el Océano Atlántico y el
Mediterráneo. Disfruta de altas montañas como el Atlas y de llanuras cultivadas
y hasta irrigadas; de toda una zona costera de clima mediterráneo, a menudo
ubérrima, y, al sur, de una faja desértica, pero también con oasis
cuidadosamente cultivados.
La población propia está formada por los bereberes (un
35% de los habitantes), con su lengua propia (amazigh; dividida en tres grandes
hablas, incluyendo el rifeño, que se emplea en Ceuta y Melilla). También había
comunidades sefardíes y españolas.
Hay una cocina andaluza-marroquí antigua (por ejemplo en
Fez), una cocina bereber específica, distinta de la cocina rural o urbana
árabe-y una cocina judía-sefardí, que fue importante. Ahora sin embargo, por
ejemplo, al antes bien poblado barrio de Mellah, en Marrakech, sólo quedan unas
decenas de judíos (y todavía no es seguro, ya que el barrio se ha marginalizado)
y la puerta de la sinagoga-sin ningún signo evidente-debe estar protegida
constantemente por la policía.
Muchos de los cuscuses más conocidos-que es el plato
nacional marroquí-son de origen bereber, es el clásico plato del viernes (día
de fiesta), pero también hay de diario. Suelen ser de trigo, pero también hay
de cebada y de maíz. También se hacen gachas festivas, o tagulla, y en la
fiesta de Aid-el Kebir o Sacrificio del Cordero (Aid mqqurn en bereber) se
cocina la cabeza, el hígado y la carne; igualmente encontramos cuscús con la
sémola más o menos fina, y algunos de dulces. En Marruecos-como Argelia, los despojos
del cordero-y particularmente el hígado y el corazón- tienen el mismo precio
que las costillas.
Cabe recordar que el país fue un protectorado francés y
español, y no logró su independencia hasta 1956, y que antes formaba parte del
imperio otomano, y así en su cocina hay una gran influencia turca, como lo
podemos ver en los nombre de algunos platos y dulces-chorba o sopa, baklava,
rellenos de hortalizas como hojas de col, etc. Hay, además de las cocinas
bereberes, árabes, judías, la cocina del campo, la del desierto y la de las
grandes ciudades, cada una ella todo un mundo de olor si sabores-especialmente
a través de sus zocos-: Fez (que es considerada la más refinada capital
gastronómica) -, Meknes, Rabat, Casablanca, Marrakech, Tánger, Tetuán ... En Fez
destaca, por ejemplo la famosa Bastella (de origen árabe-ibérico), y Marrakech
la tanjia marrakchi , un curioso plato hecho por los hombres en una jarra de barro que se lleva toda la
noche en el horno del hammam (baños árabes).
El campo, el huerto y el oasis dan cereales, todas las
hortalizas y frutas mediterráneas-berenjenas, tomates, pimientos, espinacas,
patatas, cítricos-naranjas agrias, dulces, limones especiales ... - higos,
granadas, dátiles, cerezas , nísperos, almendras ... -, corderos y cabras,
ganado vacuno, aves y pescado.
Estas materias primas pueden formar parte de los cuscuses,
los famosos tajines o guisos, asados o carnes a la brasa-mechoui-, los fritos así como como los pinchos
de carne o de hígado- que por esos en España se llaman “morunos”.
Los platos son generosamente condimentados y coloreados:
pimienta, pimentón, azafrán y cártamo,-o colorantes-, gengibre, canela, comino,
perejil, cilantro, limón, nuez moscada, clavo, azúcar-muy utilizado también en
la cocina del salado , como la canela-y complejas y perfumadas mezclas como el
ras-al-hanut (que quiere decir "el mejor de la tienda").
Dentro del capítulo de la cocina pública, en Marruecos no
sólo es imposible no comer, sino, incluso, no comer bien: la oferta de puestos,
minirestaurantes, chiringuitos, etc. es tan amplia como variada y te los
encuentras en los lugares más insólitos.
Si bien los árabes tuvieron un papel importante en la
difusión de las naranjas-debemos suponer que agrias, como las que todavía se
encuentran tanto en Marruecos-las calles de Marrakech, por ejemplo, están
llenos-como Cataluña-, la naranja dulce es más reciente, y debemos su expansión
a los portugueses: por eso, en árabe, turco y otras lenguas vecinas, la naranja
es bartogal, portukala (y transcripciones similares). Esta deliciosa
combinación de naranjas con canela, que suele considerarse también una "ensalada"-Salat
latcheen-nosotros, más bien-y también los marroquíes-lo vemos como un postre.
El nombre de la receta- Bartogal mazahr- no obstante, hace referencia al mazahr (de donde viene la palabra española
azahar).
Ingredientes
4 naranjas
azúcar
canela en polvo
agua de azahar
Elaboración
Pelar las naranjas. Elija todo lo que pueda la parte
blanca de los extremos y de bajo cáscara. Cortarlas, con un cuchillo bien
afilado, al gusto: en rodajas, en cuartos, etc. Poner estos cortes en la misma
plata o cuenco del jugo, aliñar con el azúcar, canela en polvo al gusto y una
cucharada de agua de azahar. Dejar reposando en la nevera hasta el momento de
servir.
Notas
El agua de azahar se vende en las tiendas de productos
marroquíes, y sirve tanto para platos dulces (buñuelos, rosquillas…) como
salados. Antiguamente era muy usada en la cocina catalana, incluso para los
platos salados.
En vez de azúcar puede usar miel, también con unos
resultados excelentes.
1 comentario:
Es un placer haber encontrado tu blog.
Magnifica la pincelada que haces sobre este país, culminada con ese popular postre.
Un saludo
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