EL DATIL DE MAR, REFINAMIENTO PARA SIBARITAS. OTROS MARISCOS
Si alguien le invita a un aperitivo con dátiles de mar, puede considerarse hombre o mujer afortunado: se trata de uno de los más delicados y raros mariscos del Mediterráneo. Y muy exclusivo de ciertas costas: costas centrales y meridionales de Cataluña, islas Baleares y costas valencianas, fundamentalmente. El dátil de mar -de ahí su nombre-, tiene, efectivamente, el aspecto y el color del fruto de la palmera, aunque, en general, es un poco mayor. Su sabor es fino y delicado, único. Entre el mejillón- pero sería no hacerle justicia- y la navaja-a la que, seguramente, supera en finura.
Si raro es su gusto, más rara es su localización y su captura. Este molusco, en efecto, tiene la particularidad de vivir en largos y pequeños túnelos que él mismo excava en las rocas marinas.Por eso su curioso nombre científico es Lithodomus lithofagus, que quiere decir "comedor de pedra que vive en casa de piedra." En francés, con un nombre pedido prestado al occitano (lengua del sur de Francia, parecida al catalán; es oficial en la Val d’ Aran), se llama también, en traducciòn literal de dàtil de mar, "datte de mer".En Cataluña se encuentra en las costas con rocas de tipo calcáreo y, particularmente, entre l'Ampolla, en el golfo de Sant Jordi/San Jorge, y el río Llastres.Para pescar este marisco no queda más remedio que pasarse horas buceando y, con la provisión de un pequeño martillo y un cubo o similar, ir rompiendo la piedra a trozos. Una actividad, por lo tanto, depredadora, pero que exige tino en los golpes, a fin de no destruir también el delicado caparazón del molusco. De hecho, esta epecie de pesca destructiva está prohibida, por razones obvias.
Este delicado caparazón y el hecho de que el animal no posea "dientes" u otro órgano parecido, nos hace suponer que para excavar las largas galerías en que habita segrega alguna sustancia que corroe la piedra.
La mejor forma de deleitarnos con estos dátiles es hacerlo muy poco cocidos. Simplemente a la plancha, sin ningún otro aditamiento, son exquisitos. Se pueden saltear, también, con un poco de aceite. Con ellos se pueden confeccionar refinados platos y guarniciones : gratín de espinacas, arroces, pasta, lubina en papillote con dátiles e incluso estos surrealistas platos de la coina catalna llamados “mar i muntanya”, un mar y montaña que puede incluir carnes o averío, bacalao, tripas de bacalao, pejemplo, manitas de cerdo, caracoles, marisco, setas, etc.
Dentro de este repertorio de mariscos raros del ámbito mediterráneo, todos ellos poco abundantes pero de un sabor exquisito e irrepetetible, hay que señalar el arca de Noé (caixeta o capseta en el litoral valenciano-catalán), que tiene un poco atractivo aspecto de piedra- o "cajita", que es lo que quere decir su nombre catalán- recubierta de algas, pero que tiene un intensísimo sabor marino. Hay que degustarla simplemente cocida al vapor o, mejor, hecha a la brasa o a la plancha, muy brevemente, sin necesidad de limón ni ningún otro aditamiento.También se encuentra en Menorca, en donde es llamada peu de cabrit (pié de cabrito), nombre ambiguo que es estas islas, tradicionalment,se también se aplicaba al percebe.
CRUSTACEOS RAROS,OTRAS SORPRESAS MEDITERRANEAS
Raros, poco conocidos o poco frecuentes, el Mediterraneo más próximo ofrece otras joyas gastronómicas: crustaceos de delicado sabor, base tanto de platos tradicionales como de las ofertas más atrevidas de la cocina de autor.
Citemos en primer lugar a la galera, clase de crustáceo de feo aspecto, casi transparente o asalmonada, sin patas ni antenas aparentes, pero de un sabor exquisito. Se encuentra especialmente en al costa sur de Cataluña, de l'Ametlla a Sant Carles de la Ràpita, en donde se prepara con un sofrito (sofregit) y una picada (majado de almendras y aromatizantes), y también con arroz. En los meses fríos, cuando se encuentran con huevas, estas galeras son consideradas una auténtica exquisitez.
Otro marisco no frecuente es la cigarra de mar, exquisita en sopas, gratinados, suflés, salsas...En la Costa Brava se la llama llagosta lluïsa , lo que indica su sabor y su aspecto (aunque sin pinzas);en catalán se la llama también cigala, bugia, y otros nombres. Sin embargo, no hay que confundirla, como se hace a menudo, con el marisco que en español se llama cigala (nombr,e por ceirto, también procednete del catalán) que en catalán és escamarlà . Se trata de dos mariscos bastante diferentes.
La cigala o escamarlà, sobretodo cuando es de buen tamaño, es una delicia gastronómica, tan apetecible como las gambas y camarones, y casi como la langosta y el bogavante o lubrigante (según muchos, el más exqusito de los mariscos mediterráneos, aunque el que se encuentra en el mercado procede de Galicia. La Marquesa de pardó Bazán escribió que era inferior al langostino: el gran crítico gastronómico Cius Apicius (le gallego Cristino Alvarez) con muy buen tino, insinua que la ilustre escritora en realidad ni las habías visto ni ocomido...(por cierto, para interpretaciones malévolas: en catalán, cigala tiene el doble sentido de xexo masculino); el carajillo se llama cigaló).Para finalizar, hablemos de los cefalópodos, considerados exquisitos en nuestros lares y despreciados hasta el asco en los paises nórdicos, a partir de Francia. En Cataluña se tiene en una alta estima el popet,fase juvenil del pulpo blanco mucho menos apreciado en otras costas. Simplemte salteado con ajo y perejil es considerado una auténtica delicadeza del mar, que no tiene nada que ver con pulpitos más o menos suspectos que suelen proceder de Tailandia. Es uno de los marsicos preferidos por los nuevos restauradores, que presentan con habas y espardenyes (como Santi Santamaría, en Can Fabes, de Sant Celoni).No menos exquisito es el morralet, una especie de mini-sepia, delicia del cabo de Creus que aparece en las reputadas mesas de El Bulli de Cala Montjoi, en Roses. Más rareces- cada vez menos-: erizos (garotes, garoines, eriçons, bogamarins, cassoletes, paparinells, orices...), según nos encontremos en Cadaqués, Dénia o Benidorm o incluso en l´Alguer (Alghero, Cerdeña, ciudad de habla catalana), las llimes o limas de mar (villet en Provenza), e incluso las deliciosas anemones o ortiguillas tan apreciadas en Cádiz (fideus de mar, ortigues), también comidas en los paises catalanes, incluyendo l´Alguer.
lunes, 5 de noviembre de 2007
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